Castaña

fruto seco de buen tamaño que destaca por su aporte energético.

Durante algún tiempo se ha pensado que el origen de la castaña o Castanea Sativa se encontraba en Oriente, y que fue introducida en Europa a lo largo de la época de los romanos. Sin embargo, estudios actuales afirman que los castaños ya estaban presentes en Europa en esos tiempos. Hacia el siglo V a.C. llegó a Grecia, pero no fue hasta cinco siglos después cuando llegó a Francia y España.
El castaño tiene preferencia por los lugares frescos y abrigados dentro de climas templados pero húmedos. Se encuentra de forma natural en el sur de Inglaterra, Mar Caspio, Península Ibérica, Canarias, norte de Marruecos y Argelia. También se pueden encontrar ejemplares de castaño en el norte de Alemania, Estados Unidos, China y Japón.
La variedad de castaña que se consume habitualmente es la castaña común o castaña europea, si bien existen otros tres tipos de castañas. Estas son la castaña china, la castaña japonesa y la americana. La composición de estos tipos de castaña es muy similar, diferenciándose sobre todo en la proporción de hidratos de carbono y en su dulzor, más intenso en la variedad china.
Las castañas son ricas en hidratos de carbono complejos. La cantidad de grasa presente en ellas es bastante similar a la de los cereales y por lo tanto notablemente inferior a la que contienen los frutos secos. Gracias a estas propiedades y a que su contenido en agua es cercano al 50 por ciento, la castaña es uno de los frutos secos de menor contenido calórico.
Después de crudas, las castañas han llegado al mundo de la gastronomía asadas. Los hombres primitivos que se reunían alrededor de las hogueras con los primeros fríos del otoño tuvieron en algún momento la idea de lanzar al fuego un puñado de castañas y, después de sorprenderse con sus sonoros estallidos, pudieron darse cuenta de la delicia que suponía comer aquellos primeros "bulos" de la historia de la humanidad. Este fue el primer "magosto" de una larga serie que, felizmente, aún no ha terminado. Vendrían posteriormente las castañas cocidas y las secas, llamadas aquí "pilongas", que aún hoy se consumen como delicados frutos secos.


