Champiñon de paris

hongo de color blanco, con un sombrero y el pie cilíndrico, con un sabor agradable.

El cultivo del champiñón se remonta al siglo XVIII en Francia, por eso también se le conoce como Champiñón de París. La facilidad de su cultivo y su agradable sabor hacen del champiñón uno de los hongos más conocidos y consumidos a nivel mundial.
Su efecto remineralizante es muy útil en caso de personas enfermas o aquellas que no pueden tomar carne (contienen proteínas fácilmente asimilables) además su contenido en Selenio le confiere un efecto antioxidante.
El contenido nutricional siempre vendrá condicionado por varios factores: si es silvestre o cultivado, en que medio crece (más húmedo o menos, con más materia orgánica o menos y sobre el tipo de sustrato en que se cultiva)
En general diremos que contienen
- 88 % de agua.
- 4 - 5 % de proteínas.
- 6 % de hidratos de carbono.
- 0´3 % de grasas.
El champiñón contiene una gran variedad de minerales destacando el contenido en Selenio, Fósforo, Magnesio y Potasio. Conteniendo además pequeñas cantidades de vitamina A (especialmente los silvestres), C (se pierde rápidamente si no son muy frescos) B1 y D.
El contenido calórico del champiñón es bajo, siendo muy adecuado en dietas depurativas o para perder peso. Su aporte de fibra no soluble favorece un efecto saciante.
Aporta un contenido en grasas bajísimo siendo éstas, eso sí, muy saludables (ácido linoleico) No contienen, pues, colesterol.

